Alanis morissette goes wild

Watch it at your own risk!!!!

Kiwi

Esta es una animación acerca de un kiwi (ave de Nueva Zelanda incapaz de volar) cuyo sueño es volar, algo que es técnicamente imposible ya que sus alas son muy pequeñas, casi invisibles debajo de su plumaje. Aparentemente Kiwi pasa su vida entera clavando árboles a un risco, para que al saltar de este sentir como si volara sobre un bosque.

Esta animación me ha encantado. Mi interpretación es que aunque tus sueños o metas parezcan imposibles no lo son, siempre y cuando luches y trabajes duro por ellos.

Al final de la animación hay un sonido que da a entender que kiwi golpea el suelo, esto ha provocado indignación entre algunos espectadores, y hasta hay una petición para que salven a kiwi, lo cual me parece ilógico, por que si el final hubiese sido diferente la animación no tendría el sentido que tiene. El kiwi arriesgo todo por su sueño, por sentir la brisa en sus diminutas alas, eso es lo que impacta, que aun sabiendo cual era su final decidió realizar su sueño.

La lágrima que brota de sus ojos me deja con una interrogante, ¿ es una lágrima de felicidad por que al fin pudo “volar”, o es de tristeza por que va a morir?

Todo se transforma

Tu beso se hizo calor,
luego el calor, movimiento,
luego gota de sudor
que se hizo vapor, luego viento
que en un rincón de La Rioja
movió el aspa de un molino
mientras se pisaba el vino
que bebió tu boca roja.

Tu boca roja en la mía,
la copa que gira en mi mano,
y mientras el vino caía
supe que de algún lejano
rincón de otra galaxia,
el amor que me darías,
transformado, volvería
un día a darte las gracias.

Cada uno da lo que recibe
y luego recibe lo que da,
nada es más simple,
no hay otra norma:
nada se pierde,
todo se transforma.

El vino que pagué yo,
con aquel euro italiano
que había estado en un vagón
antes de estar en mi mano,
y antes de eso en Torino,
y antes de Torino, en Prato,
donde hicieron mi zapato
sobre el que caería el vino.

Zapato que en unas horas
buscaré bajo tu cama
con las luces de la aurora,
junto a tus sandalias planas
que compraste aquella vez
en Salvador de Bahía,
donde a otro diste el amor
que hoy yo te devolvería......

Cada uno da lo que recibe
y luego recibe lo que da,
nada es más simple,
no hay otra norma:
nada se pierde,
todo se transforma.


Jorge Drexler(se me chispoteo)